INSTITUTO DE
ANATOMIA PATOLOGICA
HISTORIA INSTITUTO DE ANATOMIA PATOLOGICA
El Doctor German Orozco padilla que se formó como Patólogo en el Instituto de Anatomía y fisiología patológicas “ Telemaco Susini” de Buenos Aires, en la década de los años veinte, volvió a Sucre, su ciudad natal, con un bagaje extraordinario de conocimientos y un deseo de impulsar la medicina nacional. Se puede decir que fue el primer especialista Anatomopatologo en Bolivia.(1)
A su llegada al País funda en 1929 el Instituto de Anatomía Patológica en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier. Que estaba en el Hospital Santa Bárbara, organiza una cátedra con su laboratorio y también diseña un programa de clases teóricas prácticas que, es para su época, un modelo de enseñanza de la materia (2) .
Su obra científica tiene vinculación, desde sus años de formación en Argentina, los problemas médicos descollantes en el país como el artículo “El concepto moderno de las neumoconiosis “publicado en la Argentina y dedicado, como él indica, a los médicos que consagran su vida en las regiones mineras de mi patria (2). También en la revista del Instituto médico “sucre”, publica el primer caso del país autopsiado por su equipo (Carcinoma de la vesícula biliar) que como sabemos tiene alta incidencia en nuestra población Andina. (3) . Su sensibilidad social se manifiesta en otras publicaciones como la “Protección a la infancia abandonada” y “Delincuencia infantil” que se observa alarmado en el medio haciendo un llamado a las autoridades para emprender acciones al respecto. (4) .
En esos fructíferos años en Sucre publica “ La esclerosis pulmonar” en la prensa Médica de la Argentina, que es comentado por el doctor Juan Manuel Balcázar , autor de las “ Historia de la Medicina en Bolivia”, que indica “ Orozco en su escritor perseverante y múltiple, considera preferente la denominación de Esclerosis pulmonar a la de neumoconiosis , tan generalizada en Bolivia, tomando en cuenta preferentemente el proceso anatómico de la enfermedad “, “Tiene algunas estadísticas y radiografías de los hospitales de la casa Patiño que sirven para demostrar cuan frecuente y peligrosa es la esclerosis y cómo agota la vida humana, en plena edad floreciente” .(5) sin embargo la publicación, es un alegato la vida de nuestros mineros, está en Revista Militar en 1945, bajo el título de “Problemas Médico – Sociales del minero” y como Ex oficial de la sanidad militar del ejército comienza señalando que “ el problema médico- social del minero no radica exclusivamente en la silicosis, su enfermedad profesional por excelencia, sino que hay otros problemas que los comenta y crea un estado de miseria en sus vidas como la pobreza del aire contaminado en el interior de las minas, la nutrición y vivienda inadecuadas, la falta de control de su salud y otros, de los médicos que los conocen poco o nada pueden hacer porque chocan con la incomprensión de las empresas que los tienen bajo su dependencia directorios instalado generalmente en ciudades lejanas.
Algunos mineros por otra parte apenas entienden el castellano y la mayoría no saben leer ni escribir. El mitayo con la cara contraída y desfigurada por el alcohol clásico exponente de la minería colonial, debe desaparecer para ser reemplazado por el obrero inteligente, consciente de sus deberes y derechos, que mire de frente a la vida, con una sonrisa de bienestar en su rostro”.
“El minero continúa Orozco, vive en un ambiente impropio para un buen funcionamiento del organismo, por la altura que oscila entre 4000 y 5000 metros, límite máxima de la vida sin cuotas adicionales de Oxígeno” “ La aclimatación o adaptación a las grandes alturas no justifica la vida en ellas a lo más explica la ausencia de manifestaciones de hipoxemia aguda, donde los aclimatados son hipoxemicos crónicos, a consecuencia de la presencia de la presión barométrica, y la hiperventilación pulmonar” llama la atención el conocimiento de la problemática de la altura que maneja en ese tiempo, el Dr.: Orozco que se ajusta a lo hoy conocido. Por otra parte comenta “En las galerías de las minas, mal ventiladas, casi todo el oxígeno puede ser absorbido por los trabajadores y reemplazado anhídrido carbónico.
Los mineros reconocen esto como la llama de su lámpara que se apaga cuando el oxígeno del aire ha caído por debajo de un 15 %” “En la mina se está reiteradamente expuesta a la inhalación de gases y polvos; la inhalación de partículas sólidas lleva a enfermedades como la silicosis que requiere la ausencia al trabajo de mina y si la enfermedad induce incapacidad física se impone la indemnización con un criterio que no se basa en clasificaciones o más o menos artificiales , sino en la realidad clínica de cada persona, pero siempre con ventaja para el enfermo que ingresó sano, rindió con su trabajo y se incapacito en el “
“El minero hace su alimentación a base de cereales y feculentos siendo por lo tanto pobre en vitaminas y ricas en sales. Consume cantidades muy reducidas de carne y no consume leche, queso, huevos, fruta ni vegetales. Almuerza en el interior de la mina en un ambiente confinado y con un tiempo limitado para su descanso. Sus alimentos son remitidos por sus familiares, en recipientes malos y a veces sucios de manera que le llega el alimento frío y fácilmente contaminado. En los días de descanso o festividades derrocha su salario en el consumo de alimentos conservados y bebidas alcohólicas”.
En cuanto a la vivienda Orozco comenta que “el minero vive modestísimas piezas, mal ventiladas, y que son un verdadero núcleo de hacinamiento para el obrero y su familia, carente de servicios higiénicos elementales e imprescindibles “ “ Los campamentos no tiene partes campos de deporte, centro de recreo, ni tan siquiera visual”; de modo que la mala vivienda no contribuye a reponer el desgaste sino a quebrantar más resistencia física y moral, engendrando la enfermedad y la decepción”.
Por último “si el enfermo con neumoconiosis se a tuberculizado, se impone su alejamiento del lugar, para ser atendido en ambientes hospitalarios o sanatoriales adecuados, donde puede lograrse la curación o el deteniendo de la tuberculosis, sustrayendo así una fuente segura de contagio para sus familiares y compañeros (5).
Así transcurre la obra del Doctor Orozco que en la contienda del Chaco, luego de su valiosa obra en Sucre, colaboró con la sanidad militar durante de más de dos años organizando los servicios de hospital militar N° 8 y luego ser jefe de la zona sanitaria Militar y ascendido a teniente Coronel de Sanidad; condecorado con la Medalla de Guerra y la Orden del Mérito Militar de grado de Caballero. En 1939 fue declarado en comisión por el gobierno para realizar estudios de medicina aeronáutica en la Argentina (6).
Finalmente no se puede dejar de comparar al doctor Orozco con uno de los más insignes patólogos de la historia, como fue el Doctor Rodolfo Virchow, donde presentó un informe de estudio que realizó en 1847, de una epidemia de tifus en Silesia, indicando las deplorables condiciones sociales que favorecieron la transmisión epidémica de la enfermedad.
Esta epidemia, según Virchow , se debe a factores sociales y económicos; al año, junto al Leubuscher, sacó una publicación con el título de la “ La reforma médica” , en la que expresa “la medicina en una ciencia social y la política no es más que la medicina a escala mayor” y que “ el estado debe proporcional sobre una base lo más amplia posible, los medios para dar salud y educación a través de una acción pública” (7).Las recomendaciones revolucionarias de Virchow fueron motivo para desterraran de Berlín. Sin embargo en los años 1980 y 1893 fue miembro de su municipio ayudando a que se construyera el sistema de cloacas y el abastecimiento adecuado del agua de esa ciudad que motivó un justo homenaje, años más tarde, por su afán de reformas sociales en la higiene pública(8).
Para concluir no hay duda de que, en Bolivia, a lado de la calidad científica de Orozco Padilla se debe tomar en cuenta su denuncia sobre muchos problemas sociales en el país, pero, especialmente, sobre el drama de los mineros que no parece ser terminado hoy en día.
“Ríos Dalenz J. German Orozco Padilla. Rev. Médica del Colegio Médico de La Paz.
12 “1:81- 83,2006
